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| Embajada de Uruguay en Lima |
Si el ex presidente García recurrió a la solicitud de asilo político es porque se sintió impotente, él y sus abogados, para enfrentar los cargos por posibles delitos cometidos durante su gestión.
Pero, el temor de ir a prisión preventiva, lo llevó a autoencerrarse él mismo, no en una cárcel pública, pero sí en una cárcel diplomática.
El castigo por delitos cometidos es la privación de la libertad, no importa dónde ocurra, porque igual se siente.
Y algo peor, como no habrá presidente peruano que se atreva a otorgarle salvoconducto para que salga del país si se le otorga asilo político, él mismo se habría autocondenado a cadena perpetua, autopena que cumpliría en la embajada de Uruguay hasta sus últimos días.
En mi opinión, García ha cometido el error de su vida. Con su búsqueda de protección demostró que sí existirían motivos para sancionarlo, porque en la actualidad en Perú, estamos en un medio ambiente donde por ninguna parte existe persecución política contra nadie.
En cuanto a Uruguay, si concede el asilo político solicitado por García, estaría obstruyendo gravemente el proceso moralizador peruano que es un asunto de Estado de alta prioridad porque tiene relación directa con el desarrollo y bienestar en el país. En este entendido, el Gobierno tendría que romper relaciones.
Algo más, si García se arrepiente y declina el asilo, sería sentenciado de inmediato a prisión preventiva por haber demostrado su intención de evadir a la justicia peruana. Pero de toda forma, creemos que ésta es su mejor opción, porque la pena sería menor a la que él mismo se ha aplicado. (jlhurtadov@gmail.com)
