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domingo, 5 de marzo de 2023

¿Y si las crisis peruanas fueran solo un problema de semántica?

 


Se denomina semántica a la ciencia lingüística que estudia el significado de las palabras y expresiones, es decir, lo que las palabras quieren decir.


La sociedad peruana está integrada por un verdadero mosaico de gentes diferentes.


Existen múltiples diferencias: de origen, de fenotipo, de genotipo, de idioma, de cultura, de formación académica, de modo de vida, de cultura gastronómica, de folklore, de actividad laboral, de nivel económico, de relaciones sociales, entre otras.


A veces, cuando se produce una buena fusión, estalla un boom de éxito, tal es el caso de la gastronomía peruana, ahora entre las mejores del mundo.


En este caso las técnicas y prácticas culinarias indígenas se fusionaron con aquellas que trajeron los españoles durante el virreinato y con aquellas con que llegaron luego los inmigrantes chinos, japoneses, italianos, africanos, árabes, palestinos, franceses, alemanes, y otros más en menor grado, y surgieron gran cantidad y variedad de platos deliciosos que ahora todo el mundo admira.


En el caso del folklore andino, es clara la adopción de las vestimenta  que usaba el encomendero español y su familia en los vestidos usados en las festividades folklóricas, modificados a los gustos de los actuales habitantes de los andes peruanos.


Por el contrario, en el campo de las comunicaciones orales y escritas entre peruanos de diversos orígenes sí existen problemas, pues no se ha logrado ninguna integración.


En el Perú existen, además del castellano que es la lengua oficial, 47 lenguas indígenas: 4 andinas y 43 amazónicas, todas vivas y en total uso diario. La mayoría de la población habla castellano y no habla lengua indígena alguna, y viceversa.


Es más, el nivel cultural de la población cubre una gama demasiado amplia, interminable, desde el más culto hasta el totalmente ignorante. Así que cuando habla una persona con un nivel de cultura elevado puede no ser entendida por los peruanos menos cultos y viceversa, y entonces surge la necesidad de intérpretes que pueden cambiar el sentido de lo dicho según sus intereses.


Así, por ejemplo, en el congreso peruano se reúne gente representante de sus diversas regiones de la costa, sierra, y selva, con distintos idiomas, de variado nivel educativo, de idiosincrasia diferente, de variado nivel económico y social, de costumbres diferentes, gente completamente diferente en todo. Cuando los parlamentarios hablan es posible que los demás entiendan todo, poco, o nada según su condición, y allí surge el "líder de bancada" de su agrupación política para traducir y dar pautas a su criterio.


Bajo estos considerandos, es seguro que una causa importante de las crisis políticas crónicas del Perú se pueda calificar como un serio problema de semántica.


La gente, los peruanos, no se comunican directamente, no se entienden individualmente, lo que dice o escribe uno no lo entiende el otro y viceversa.


Pero lo más grave es que las clases menos cultas son influenciadas por intérpretes que "traducen" los mensajes según sus intereses políticos convirtiéndose en pastores que conducen rebaños que solo se guían y creen firmemente en lo que ellos dicen.


¿Y a quién le corresponde actuar frente a tan complejo problema? al Ministerio de Cultura peruano, que aunque no lo parezca es uno de los más importantes, en el caso del mega diverso Perú. Sin duda, un trabajo complejo, largo y arduo. (Joseph Lewison)

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