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lunes, 25 de enero de 2021

Que no vuelva a ocurrir: Ni por sismos, ni por virus, ni por nada



"... 1970, mal año para el Perú, no solo por el desastroso gobierno del dictador Velasco Alvarado. En este año ocurrió un sismo devastador en Perú.


El domingo 31 de mayo de 1970, yo había ido con mi esposa y mi hijo de 1 año y 1/2, a visitar a mis padres. Almorzamos y después vino una tertulia muy amena.


En algún momento Marisa, mi esposa, se levantó de la mesa para cambiar el pañal de nuestro hijo, eran las 3 y 23 de la tarde cuando empezó a moverse todo muy fuertemente, se trataba de un sismo o terremoto de gran magnitud. 


Todos salimos a la calle y nos encontramos con pistas que ondulaban y postes que se movían en vaivén, había un ruido muy fuerte y no podíamos sostenernos de pie porque perdíamos el equilibrio.


¿Qué había pasado? Un gran sismo había ocurrido. Su epicentro fue localizado a 44 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chimbote, en el Océano Pacífico, a una profundidad de 64 kilómetros. Su magnitud fue de 7,9 en la escala sismológica de magnitud de momento, según el Instituto Geofísico del Perú, y alcanzó una intensidad máxima de grado VIII en la escala de Mercalli Modificada. 


La zona andina de Ancash, la pintoresca área del Callejón de Huaylas, resultó siendo el área más castigada por el terremoto. 


La ciudad de Huaraz fue destruida en un 97% y perdió más de 10 mil habitantes (el 50% de la población). 


El resto de pueblos del Callejón de Huaylas también fueron destruidos casi por completo, desde Recuay por el sur, hasta Huallanca por el norte. 


La segunda ciudad en importancia, Yungay terminó sepultada junto a Ranrahirca por un alud, desapareciendo bajo el lodo y piedras más de 25 mil pobladores. 


En la zona costera, los efectos del sismo destruyeron grandes sectores de la Carretera Panamericana entre Huarmey y Trujillo (Departamento de La Libertad). Tanto la ciudad como el puerto de Chimbote quedaron con averías incuantificables.


En las zonas de San Pedro y Lacramarca todas las construcciones se derrumbaron, al igual que las industrias pesqueras, y daño similar sufrieron las metalúrgicas, la ciudad perdió más de 2 mil 800 habitantes. En Casma, murieron 800 personas. 


En total, las muertes se calcularon en 70 mil y hubo aproximadamente 20 mil desaparecidos.


En el Directorio de EPSA se sucedían los pedidos “urgentes” del Gobierno para que la empresa atienda emergencias de falta de alimentos en el país, así era la súbita escasez de pollo en el mercado, la falta de abastecimiento de papa etc. etc. se sentían ya los efectos del abandono del agro peruano.


El Gobierno presionaba muy fuerte a los directores para que decidan prontamente por importaciones muy rápidas, las que significaban compras directas por grandes montos de millones de dólares.


En el caso de la papa, por ejemplo, los funcionarios fueron forzados a actuar con mucha rapidez. Con poco conocimiento sobre importaciones de este tubérculo tan perecible, fueron enviados al exterior donde realizaron compras apresuradas. 


Grandes cantidades de papa llegaron al puerto de El Callao y se almacenaron de manera incorrecta, generándose que miles de sacos entraran a un proceso de putrefacción que obligaron a su entierro.


Con el tiempo, los funcionarios que participaron en el proceso recibieron todo tipo de acusaciones y terminaron injustamente en prisión, mientras que quizás algunos personajes en las más altas esferas del Gobierno se habían ya beneficiado con la importación.


Así era el día a día en EPSA, la corrupción merodeaba alrededor de operaciones muy vulnerables como son las de importaciones, exportaciones y comercio nacional de alimentos, en las que los revolucionarios gobernantes eran los principales actores."


FRAGMENTO DEL LIBRO: "La Odisea de Darío en Perú: Parte 2"