Restablecer un equilibrio geopolítico suramericano en 2010-2014 cobra enorme relevancia. Su carencia agravó la crisis.
No tiene porqué ser así. Fuera de Venezuela es minoritario el populismo autoritario de izquierda. Hacia él tienden Ecuador y Bolivia, pero con mucha contradicción interna. La hay más aún en Argentina, cuya vertiente gobernante es débil. No es clara la evolución de Paraguay. La socialdemocracia de Brasil, Chile y Uruguay no se contrapone a las orientaciones de centroderecha de Colombia y Perú. Resalta el énfasis de Brasil y Chile en inversión internacional, democracia capitalista y seguridad regional e interna.
El desmejoramiento en la distribución del ingreso y de la riqueza en Colombia desde 1980 va asociado en buena parte con su conflicto interno y, al redimensionarse éste, con sus secuelas, aquella mejorará. Son 'enderezables' políticas económicas que la empeoran, como los incentivos a la inversión en capital. A los cinco países precitados corresponden 3/4 del PIB y de la población regionales.
También hay intereses divergentes. Como todo imperio, Brasil ve sin simpatía la implantación de otro imperio, así comparta con él la prioridad securitaria y antinarcótica. Allí residen en parte sus prevenciones ante los acuerdos de 'cooperación militar' entre Colombia y E.U. pero, también, la oportunidad de aplacarlas. ¿Trae realmente dicha cooperación una capacidad militar norteamericana superior a la preexistente, amparada en la II Flota, el espionaje aéreo de los Awacs y el mismo Plan Colombia?
En teoría, la iniciativa militar norteamericana en Colombia resultará más limitada que la anterior autonomía operativa de E.U. desde Manta. Sin embargo, tres aspectos causan inquietud en Brasil y sus vecinos: 'profundización' de la inteligencia militar norteamericana en la región, desde Colombia; 'permanencia' de dicha presencia (tanta inversión sólo tiene sentido a término); y sospecha de que medie un pacto secreto de asistencia mutua entre Colombia y E.U. frente a 'agresiones externas'.
La profundización inquieta a Venezuela y Ecuador, sindicados de apoyar activa o pasivamente a la guerrilla colombiana, pero también a un Brasil que expande con sigilo su aparato bélico en el corazón de Suramérica; la permanencia, a unos y otro, deseosos de substituir el 'escudo norteamericano' por otro, suramericano y articulado en torno a Brasil; y la asistencia mutua, a quienes 'juegan a la guerra' con Colombia o, como Brasil, desean aislar la 'conflictividad' regional de ingerencias externas.
Si no hay asistencia mutua, queda una hipótesis refutable de profundización y permanencia. Los precitados acuerdos tendrán un término legal, así éste se pueda renovar. ¿Qué tanta más inteligencia se capta con más instalaciones fijas, teniendo portaviones, submarinos, radares móviles y Awacs? A quien precisa dar seguridades es a Brasil, principal afectado.
Indirectamente, el equilibrio terminará siendo brasileño-estadounidense. Si satisface a ambas partes, perderá 'veneno' el debate sobre Colombia y pudiera abrirse paso el de la solidaridad contra terrorismo y narcotráfico. El interés mayoritario pasaría de enjuiciarnos a velar por el cumplimiento de reglas convenidas por medio de Unasur para la seguridad y defensa continental. No le fue mal a Uribe, comparativamente, en su periplo suramericano. En el futuro, nos iría mejor en un contexto regional, propiciado por Brasil, de equilibrio militar y político con E.U.
Opinión de Panchovillegas
Muy bien que se abran los ojos sobre los celos de brasil y su válido intento de convertirse en lo que ya casi es: el hegemón de suramérica. contrarrestar con méxico es una opción. chávez es un ruido incómodo que debe bajar de volumen y correa es intrascendente, como el tamaño de ecuador. argentina no es "cristina", lugo no es un cura de izquierda, chile capitalista salvaje, perú aliado y bolivia no cuenta.
Fuente: diario Portafolio de Colombia – http://www.portafolio.com.co/
El desmejoramiento en la distribución del ingreso y de la riqueza en Colombia desde 1980 va asociado en buena parte con su conflicto interno y, al redimensionarse éste, con sus secuelas, aquella mejorará. Son 'enderezables' políticas económicas que la empeoran, como los incentivos a la inversión en capital. A los cinco países precitados corresponden 3/4 del PIB y de la población regionales.
También hay intereses divergentes. Como todo imperio, Brasil ve sin simpatía la implantación de otro imperio, así comparta con él la prioridad securitaria y antinarcótica. Allí residen en parte sus prevenciones ante los acuerdos de 'cooperación militar' entre Colombia y E.U. pero, también, la oportunidad de aplacarlas. ¿Trae realmente dicha cooperación una capacidad militar norteamericana superior a la preexistente, amparada en la II Flota, el espionaje aéreo de los Awacs y el mismo Plan Colombia?
En teoría, la iniciativa militar norteamericana en Colombia resultará más limitada que la anterior autonomía operativa de E.U. desde Manta. Sin embargo, tres aspectos causan inquietud en Brasil y sus vecinos: 'profundización' de la inteligencia militar norteamericana en la región, desde Colombia; 'permanencia' de dicha presencia (tanta inversión sólo tiene sentido a término); y sospecha de que medie un pacto secreto de asistencia mutua entre Colombia y E.U. frente a 'agresiones externas'.
La profundización inquieta a Venezuela y Ecuador, sindicados de apoyar activa o pasivamente a la guerrilla colombiana, pero también a un Brasil que expande con sigilo su aparato bélico en el corazón de Suramérica; la permanencia, a unos y otro, deseosos de substituir el 'escudo norteamericano' por otro, suramericano y articulado en torno a Brasil; y la asistencia mutua, a quienes 'juegan a la guerra' con Colombia o, como Brasil, desean aislar la 'conflictividad' regional de ingerencias externas.
Si no hay asistencia mutua, queda una hipótesis refutable de profundización y permanencia. Los precitados acuerdos tendrán un término legal, así éste se pueda renovar. ¿Qué tanta más inteligencia se capta con más instalaciones fijas, teniendo portaviones, submarinos, radares móviles y Awacs? A quien precisa dar seguridades es a Brasil, principal afectado.
Indirectamente, el equilibrio terminará siendo brasileño-estadounidense. Si satisface a ambas partes, perderá 'veneno' el debate sobre Colombia y pudiera abrirse paso el de la solidaridad contra terrorismo y narcotráfico. El interés mayoritario pasaría de enjuiciarnos a velar por el cumplimiento de reglas convenidas por medio de Unasur para la seguridad y defensa continental. No le fue mal a Uribe, comparativamente, en su periplo suramericano. En el futuro, nos iría mejor en un contexto regional, propiciado por Brasil, de equilibrio militar y político con E.U.
Opinión de Panchovillegas
Muy bien que se abran los ojos sobre los celos de brasil y su válido intento de convertirse en lo que ya casi es: el hegemón de suramérica. contrarrestar con méxico es una opción. chávez es un ruido incómodo que debe bajar de volumen y correa es intrascendente, como el tamaño de ecuador. argentina no es "cristina", lugo no es un cura de izquierda, chile capitalista salvaje, perú aliado y bolivia no cuenta.
Fuente: diario Portafolio de Colombia – http://www.portafolio.com.co/