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domingo, 24 de enero de 2010

La vuelta al mundo en 80 minutos


Recorrer nueve inmensos pabellones (prácticamente la totalidad del recinto ferial Juan Carlos I) en una hora y veinte minutos, visitando más de cien países, parece un record difícil de conseguir pero es posible si se hace de forma sistemática y concentrándose en lo mejor de esta XXX edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid.

Se recomienda comenzar por la siempre apabullante representación española, entrando por el pabellón 3, el primero en el lado izquierdo, dedicado enteramente a Andalucía (salvo por la modesta presencia de Melilla y Ceuta que te invita a probar suerte en una improvisada ruleta de su casino) donde lo más interesante es un stand interactivo dedicado al padre Guadalquivir. Siguiendo en dirección norte se llega al 5, donde la Comunidad Valenciana tampoco se queda corta, abarrotando la totalidad del espacio.

La presencia de Moros y Cristianos confirman en qué punto de la geografía ibérica nos encontramos aunque lo que más llama la atención es el stand de Benidorm, formado por multicolores colchonetas hinchables de playa. El pabellón 7, en cambio, lo comparten: Cataluña donde se puede probar un coche de Fórmula 1 y vivir de forma virtual una carrera en el Circuito de Montmeló; Murcia que ha llenado su espacio de originales tiendas de campaña llenas de sorpresas sensoriales donde hacerse fotos de recuerdo; Navarra que regala y regala todo tipo de estancias y experiencias, apoyada por dos inmensos cabezudos que se dejan fotografiar impasibles; Castilla-La Mancha que nos engaña con un queso manchego que no se come pero que en cambio nos invita a conocer paisajes de cine con gafas 3D, además de Aragón, Baleares y una Almonte un poco perdida que reproduce un delicioso rincón del Rocío.

En el pabellón 9 se concentran quizás las comunidades autónomas que más han cuidado el aspecto de sus stands. Ahí está la Rioja en un resplandeciente espacio creado a base de botellas de vino; Madrid que nos invita a un viaje virtual por la región en tres dimensiones además de llevarnos a la Gran Vía; Canarias, exquisito, ecológico y elegante que nos sorprende además con un fantástico túnel sensorial; Euskadi, que delimita su espacio con maletas que al abrirse se transforman en cajas de luz; Castilla y León que más parece una instalación de arte contemporáneo minimalista que un espacio de promoción turística o Cantabria, que se esconde tras una burbuja de aire.

Sorteos y vuelos gratuitos
Como no se puede ir más al norte, sólo queda cruzar el patio, tomar un poco de aire y entrar en el pabellón 10 que este año se ha dedicado a grupos hoteleros. Uno de los más espectaculares es el de Sol Meliá, que sortea forros polares, vuelos gratuitos además de veinte millones de puntos entre los visitantes. Paradores nos invita, por su lado, a darnos una vuelta a España, con unas gafas 3D.

En el pabellón 8 se puede conocer gran parte de Europa, aprendiendo a bailar polonesas y probar vodka en el stand de Polonia que celebra el año Chopin; conocer el sonido del Cuerno alpino en Suiza; llevarse alguno de los muchos salmones ahumados que sortean en Noruega; ver una réplica de hielo del Montblanc en el valle d'Aosta; jugar en una bolera de cruceros MSC o conocer la nueva moda de Portugal que vuelve a superarse a sí misma con el mayor stand del continente.

Un pasillo nos lleva al pabellón 6, donde todavía queda parte de Europa aunque compartiendo espacio con el norte de Africa y Oriente Medio. Marruecos vuelve a tener uno de rincones más exóticos y atractivos de la feria, en el que invita a los viajeros a que conozcan la artesanía del país y prueben un té con pastas. Justo al lado, en Turquía, además de probar un café turco con una delicia no menos turca, es posible llevarse un ojo contra cualquier maleficio y una pintura realizada en técnica Ebru. Palestina vuelve a estar presente con un grupo de danza y mucha artesanía y Jordania nos propone llevarnos un trocito del desierto metido en una botella.

Música y gastronomía
El pabellón 4 lo comparten América y África. Es pura exuberancia y seducción, comenzando por los cuerpos de escándalo que se ha traído Brasil. En Puerto Rico en cambio nos quieren seducir por el paladar a través de los platos que cocina en vivo Efraín Cruz incluido un irresistible mofongo de plátano macho. Tanto México como Colombia o Perú compiten con un despliegue de color, música y fantasía que nos van a dejar a nadie indiferentes mientras que Haití permanece muda y prácticamente invisible aunque de alguna forma presente.

De África atraen los puestos de artesanía y el despliegue de máscaras y abalorios de Malí, donde varios tuaregs venden joyas y objetos tradicionales, también el de Uganda o el de Costa de Marfil, que lo acompaña con música de percusión.

Y para terminar, nada mejor que recorrer el continente asiático emborrachándose con los aromas de la India, dejándose seducir por la caligrafía coreana, profundizando en la cultura japonesa, escuchando la música gamelán de Indonesia y, como broche final, disfrutar de un masaje en Tailandia mientras se observa cómo se transforman frutas en esculturas o se pintan las típicas sombrillas de Besán.
(Javier Mazorra El Mundo – España)