"Chile está experimentando la erosión más rápida de cualquier soberano en la categoría 'A'". "La respuesta de la política económica ha contribuido a proteger a la economía y mantener la credibilidad, pero no ha evitado un sustancial aumento del peso de la deuda pública desde los bajos niveles que apoyaron en 2011 el alza a 'A+'". "Las actividades no mineras también se han desacelerado, lo que refleja una baja confianza que restringe el apetito de las inversiones, en medio de un pobre desempeño de la economía".
"La situación fiscal se ha deteriorado gradualmente en un contexto económico débil. Las regalías e impuestos sobre el cobre se proyectan que caerán cerca de cero en 2016, desde el 2 por ciento del PIB en 2011". "El aumento de los niveles de deuda refleja los déficits fiscales y las necesidades de financiación adicionales, incluida la recapitalización de las empresas públicas y las obligaciones legales de pensiones públicas". "Este año la economía crecerá un 1,6 por ciento y el próximo un 1,9 por ciento, lo que se compara con la expansión de la actividad de un 2,3 por ciento en 2015.
"Dado que la desaceleración de Chile parece cada vez más estructural, las estimaciones de crecimiento potencial se han reducido". "Las reformas estructurales impulsadas por el gobierno de la socialista Michelle Bachelet tienen como objetivo tratar los "cuello de botella" en el desarrollo de capital humano y la equidad social.
No obstante, "las empresas han reaccionado negativamente ya que las implicaciones a corto plazo para la rentabilidad (debido a mayores impuestos y nuevas leyes laborales) han eclipsado los beneficios potenciales de largo plazo".
