lunes, 27 de abril de 2009

Keiko Fujimori: "Si llegara el momento, voy a asumir esa responsabilidad"


En su casa de Surco en Lima, donde vive con su marido norteamericano y su hija, la heredera de Fujimori habla de su futuro político, de los cargos contra su padre, critica a Vladimiro Montesinos y relata su difícil adolescencia como hija de Presidente.

Keiko Fujimori baja lentamente la escalera y despide al doctor en la puerta de entrada. No se ha sentido bien los últimos días. Le recetaron antibióticos; con tres meses de embarazo se resigna a tomarlos. "Comí un sushi, un pescadito estaba medio malogradito y he estado pésimo, pésimo", dice al sentarse en el living. La casa es amplia pero sin grandes lujos. El piso es de cerámica, los sofás del living son sobrios, hay una cuna Graco y una silla para guagua. Sobre la pared cuelga un cuadro pintado por ella. La sala está a media luz.

Keiko Fujimori vive en el distrito de Surco, un área acomodada de Lima. La calle está cerrada por una reja que vigilan dos guardias que, sentados a un costado, se entretienen con un juego de mesa. Como casi todas las casas de los barrios caros de Lima, tiene paredes de acceso de concreto, altas y coronadas con cercos electrificados. Adentro, un pequeño perro peludo y blanco ladriquea. A lo lejos se escucha una niña jugando. Es Kiara, su hija de un año cuatro meses.

Hace dos semanas Keiko escuchó sentada en el tribunal la sentencia que condena a su padre, el ex Presidente de Perú, Alberto Fujimori (1990-2000), a 25 años de cárcel tras ser hallado culpable, como autor mediato, de los delitos de homicidio calificado, asesinato con alevosía, lesiones graves y secuestro por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, que dejaron 25 muertos en 1991 y 1992, además del secuestro del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer en 1992.

Incrédula, llamó a los fujimoristas a protestar en las calles. Sin embargo, al llegar a su casa acusó el golpe y se largó a llorar. "Soy humana", dice. "Sin duda, este ha sido el momento más difícil de mi vida. No era algo que nosostros esperábamos, pero cuando vemos la carga política e ideológica que tiene el fallo y vemos las reacciones positivas de la población, nos da mucha fortaleza".

Como congresista, Keiko tiene el privilegio de visitar a su padre en la cárcel cuando le parezca. Trata de ir cuatro veces a la semana, muchas de las cuales lleva a su hija. "Él es el más tranquilo de todos", dice. "Si hay algo que le da mucha fortaleza a Alberto Fujimori es estar con sus nietos".

–Usted tiene complejo de Electra...

–Políticamente, por supuesto. Es un hombre que quiero, es un ejemplo, pero no por eso no le voy a decir lo que pienso. Tal como critiqué públicamente la presencia de Montesinos, estuve contra la tercera reelección e, incluso, firmé el referéndum en contra de ella. Él se molestó. No le hizo ninguna gracia que su hija le estuviera criticando públicamente.

–Pero usted lo ha defendido de las acusaciones de violaciones a los derechos humanos que recaen sobre su gobierno.

–¿Cuáles son las pruebas para llegar a la certeza de que es culpable? Frente a esta pregunta ni los abogados opositores a mi padre pueden entregar una respuesta. Al contrario, Alberto Fujimori se preocupó por los derechos humanos de los 26 millones de peruanos a quienes nos salvó del terrorismo.

–¿Usted niega que haya habido violaciones a los derechos humanos?

–Ha habido destacamentos militares que han desobedecido la política de estrategia y lucha contra el terrorismo. El que haya habido un destacamento militar, el "Grupo Colina", que haya trabajado en contra de la política de Alberto Fujimori, no significa que ellos hayan sido parte de su política.

–Pero usted fue una de los primeros en aconsejar a su padre alejarse de Montesinos.

–Sí. El año 99 me llega una denuncia directa de que dos familias estaban siendo chantajeadas por él y una persona dentro del Poder Judicial. Les estaban pidiendo mucho dinero porque estaban siendo acusadas de narcotráfico, cuando habían sido ellos quienes habían denunciado contenedores de drogas dentro de su misma empresa. Frente a eso, fui y le pregunté directamente a Montesinos si él estaba siendo parte de esta tragedia y me dice que no. Le digo que debe aclararlo públicamente, porque están tomando su nombre para hacerles daño a estas personas. Él me dice que no es su trabajo esclarecer estos temas, porque hay mucha gente que toma su nombre. Nunca tuve la evidencia de que él estaba detrás, pero me di cuenta por su actitud de que era una persona muy mala y es ahí cuando me enfrento públicamente a él y pido su renuncia. Eso causó muchos problemas dentro del gobierno de mi padre. Decían que yo era un factótum de inestabilidad para su gobierno. Pero no me arrepiento.

–¿Estuvo de acuerdo con su renuncia a la presidencia desde Japón vía fax?

–No fue a través de un fax –dice firme–. Envió un edecán que llegó especialmente para entregar la carta de renuncia. Yo estaba aquí en el Perú. Mi padre me pidió que saliera por seguridad el día que iba a renunciar, pero yo me opuse, entregué el palacio, saqué las cosas, enfrenté la prensa, enfrenté todo.

–Hay una foto suya saliendo del palacio con una maleta y su perro.

–Sí, con mis dos perritos. Fue un momento muy difícil.

"Nada ha sido fácil"

Keiko es baja, tiene el pelo liso y oscuro y siempre está sonriendo, pese a que esté hablando de los hechos dramáticos que la han rodeado. "Nada ha sido fácil en mi vida. Cada momento ha sido más complicado conforme pasa el tiempo", reflexiona.

Keiko es congresista. Salió electa en 2006 cuando su padre estaba detenido en una casa de Chicureo en Santiago, enfrentando un pedido de extradición por algunos de los crímenes por los que ahora fue sentenciado. Alberto Fujimori sabía que en el corto plazo sus días podrían transcurrir entre audiencias judiciales y el encierro. Vio en su hija Keiko –que a los 19 años fue su Primera Dama– la continuadora del fujimorismo. "Fui a visitarlo con mi esposo y me pide que yo lidere el fujimorismo en las candidaturas congresales. Postergué la maestría que estaba haciendo en Nueva York y volvimos al Perú".

En esas elecciones, Keiko fue la más votada. Y hoy, pese al pésimo momento que vive su padre, es ella quien lidera las encuestas para las elecciones presidenciales de 2011 con 25 por ciento. Le siguen el alcalde de Lima, Luis Castañeda y Ollanta Humala.

–¿Se ha imaginado como Presidenta?

–Hay una posibilidad. Ciertamente nunca me he corrido de los retos y si llegara el momento, voy a asumir esa responsabilidad.

–En el poder, ¿indultaría a su padre?

–Mientras esté el proceso judicial de mi padre pendiente, no me voy a pronunciar. Sigo confiando en que mi padre debe ser absuelto y que no va a necesitar ningún tipo de indulto.

–Una de las críticas a su posible candidatura es que es instrumental a la libertad de su padre.

–Mientras el proceso esté en marcha no voy a opinar al respecto.

–¿Qué opina del gobierno de Alan García?

–Creo que en los grandes temas macroeconómicos los está haciendo bien. También ha hecho muy bien su manejo de política internacional. Mi gran crítica a su gobierno es la falta de eficiencia para ejecutar sus obras.

Keiko se inició en las lides políticas tras la escandalosa separación de sus padres a principios de los 90. Susana Higuchi, su madre, acusó a Fujimori de haberla mandado torturar. Mostró a la prensa sendas marcas en su cuello. Estuvo encerrada con candado en el Palacio de Gobierno. Llamó a la prensa desde dentro, mientras Fujimori desmentía su versión en la televisión nacional. Fue tratada como enferma mental. Acusó a la familia de su marido de traficar ropa donada por el gobierno de Japón para la gente pobre.

Tras la salida de Susana del palacio, asumió Keiko, a los 19 años, el cargo de Primera Dama. Su madre dijo en una entrevista que en ella veía la cara del diablo.

–Su madre acusó a Alberto Fujimori de torturas. Mostró marcas en su cuerpo.

–Las cicatrices que ella mostró fueron producto de un tratamiento chino.

–Y por qué, entonces...

–(Keiko, seca, interrumpe) Yo no voy a juzgar a mi madre.

–Pero hoy, ¿tienen una buena relación?

–Sí, ahora está arriba con mi hija. Ella está conmigo los lunes, miércoles y viernes.

Susana Higuchi baja las escaleras a despedirse de su hija. Es extremadamente delgada. Usa una camisa blanca metida en los jeans que se ajustan en su cintura. Unas gruesas zapatillas blancas resaltan su delgadez. Su pelo, cortísimo, está teñido oscuro. A los segundo baja Kiara con su niñera, vestida con un coqueto vestido blanco con lunares azules. Es hora de comer. Es otoño, pero a las siete de la tarde el calor niega alejarse de la húmeda Lima. Keiko no acepta fotografiarse con su madre para esta entrevista; ella pertenece al Frente Independiente Moralizador, partido opositor al fujimorismo. Susana Higuchi se despide.

–Un besito volado a la abuela. Un besito volado –le pide Keiko a su niña.

SU GRAN CONQUISTA

–¿Cómo fue crecer en el palacio de gobierno?

–Los tres primeros años fueron muy complicados por el terrorismo. Fue muy brusco pasar de ser una niña común y corriente, que vivía acá en Surco, a mudarse al palacio al centro de Lima. Una niña que iba al colegio y que tenía amigos, a tener diez guardaespaldas... Fue complicado por el divorcio de mis padres, que también fue un evento público.

–La relación entre sus padres tensaba aún más el ambiente.

–Sí, sin duda la relación entre ellos se fue deteriorando. A mi y mis hermanos nos costó unos años entender que este divorcio no era entre nosotros. Sufrimos mucho con su separación. Pero todas las cosas volvieron a su cauce y tenemos una buena relación con mi madre.

De ella, dice haber sacado el sentido del humor.

–Mi mamá es muy divertida, mucho más que yo. Es mucho mas carismática, muy cariñosa, de dar abrazos. Mi padre es mas seco. De él saqué su disciplina, su perseverancia y su tranquilidad para enfrentar las cosas.

–¿Por qué se quedó al lado de su padre?

–Por el trabajo político que yo hacía después del divorcio de mis padres, obviamente estuve muy cerca de él. Pero cuando me ofreció el cargo, yo le pregunté a mi madre. Me dijo: "creo que va a ser una experiencia maravillosa para ti, te sugiero aceptar porque yo te voy a ayudar". Contando con el apoyo de los dos, acepté esa gran responsabilidad.

De pronto aparece su marido, el estadounidense Mark Villanella, consultor para IMB. Alto, rubio, sonriente, se pone a jugar con la niña. "Es una mezcla entre mi esposo y mi padre. Mark también cierra el ojo izquierdo más que el derecho, tiene la forma de la cara de mi marido, pero cuando Kiara está seria es idéntica a mi padre", dice Keiko.

Se conocieron en Nueva York. Cruzaron miradas mientras subían una escalera en la Facultad de Administración de la Universidad de Columbia. "Estaba con mi hermana y le dije 'qué simpático, qué churro'. El pasó, volteó a verme y se quedó paralizado. Nos sonreímos. ¿Qué vas a hacer ahorita?, me preguntó". Era 2003, cuando Alberto Fujimori estaba en Japón tras renunciar a la presidencia y era tremendamente cuestionado en Perú.

–¿Cómo le explicó quién era usted?

–Bueno (ríe), casi se va de la casa. Estábamos en el departamento de mi hermana y Mark ojeaba una revista. Sachi me dice, "Mark está leyendo la revista donde salen las fotos de papá". Y Mark entendió. Decidí en ese minuto contarle todo. Llevábamos dos semanas juntos.

–¿Cómo reaccionó?

–Uy, me dijo 'yo no quiero ese tipo de problemas, mejor me voy'. No, le dije, no me puedes rechazar y no puedes irte sin conocerme. No creo que debas tirar la toalla sólo por ser hija de alguien que ha tenido una vida pública o controversial.

Hoy Mark es quien más pasa tiempo en la casa. La ha suplido en su rol de madre.

–Sobre todo este último mes ha sido complicado porque le estuve ayudando a mi padre a verificar sus alegatos finales, he estado dando entrevistas y con muchas actividades después de la sentencia, pero igual trato de organizarme. Mi hija se tiene que adaptar a mi estilo de vida. Sin duda me gustaría pasar más tiempo con ella, pero es ella quien me acompaña.

Mark Villanella se transformó con el tiempo en un activo fujimorista, o más bien keikista, como dice ella. Incluso fantasea con su eventual cargo de consorte en el palacio de gobierno. "Este no es mi sueño, no necesito un cargo, pero si es por ayudar a los demás, estaría bien", dice él mientras juega con Kiara.

Para los padres de Mark, sin embargo, las ambiciones políticas de su señora fueron un golpe.

Keiko suspira.

–Cuando le dije a mi suegra que ibamos a regresar al Perú (a la campaña congresal) ellos no entendían. Me decían: "estás haciendo una maestría en una de las mejores universidades, tu marido tiene un buen trabajo, ambos tienen un gran futuro en Estados Unidos. ¿Vas a regresar al Perú para que otra vez enfrentes todos estos problemas?". Sí, les dije. Se fue de la casa. No me pude despedir de ellos. Les tomó varios meses entender.

–Su matrimonio debe haber sido complicado.

–Dos semanas antes de mi matrimonio, acá en Perú, la fiscalía pidió 5 años de cárcel para mí. Cuando era Primera Dama, en 1998, solicité una donación a varias ONG para ayudar a los damnificados por el fenómeno del Niño. Me enjuiciaron por usurpación de funciones. El juicio era porque como el cargo de Primera Dama no era de funcionario público, no podía solicitar ninguna donación. Y ese juicio duró hasta hace cuatro meses. Para mis suegros y todos los amigos de mi esposo era muy difícil entender esta problemática y obviamente no querían que yo me casara en el Perú. Yo salí de frente, salí a responder como siempre lo he hecho. No me dejé amedrentar. Finalmente me casé.

El gran ausente ese día fue su padre.

En estas últimas dos semanas, tras la lectura de la sentencia, el fujimorismo subió 6 puntos en las encuestas. El juicio, que ha sido considerado por los opositores a Fujimori como ejemplar, va a ser apelado y aún le quedan otros procesos por corrupción que enfrentar. De seguir la tendencia, Keiko podría regresar al palacio como Presidenta. Por ahora vive en la casa amurallada de Surco, cuya reja abre ella misma. Le pide a su chofer, así le dicen a los guardaespaldas en Perú, que busque un taxi. "Chau, chau", dice.

Sabine Drysdale.
Fuente: diario El Mercurio de Chile –
www.elmercurio.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sitio web de apoyo al movimiento político Fuerza 2011, creado para participar en las próximas elecciones presidenciales con el propósito de unificar a todos los fujimoristas y demostrar el gran respaldo del pueblo al ex presidente Alberto Fujimori.

visita:

www.trincheranaranja.com