jueves, 22 de febrero de 2007

La Economía Chilena y América Latina

Durante 2006, la economía chilena experimentó una significativa y preocupante desaceleración. Tomando en cuenta el último Imacec de diciembre, el Producto Interno Bruto (PIB) se habría expandido sólo 4,2 por ciento, lo que implica que en sólo un año la economía perdió más de dos puntos porcentuales de crecimiento, considerando que el PIB se expandió 6,3 por ciento en 2005.
Estos resultados -que incluso las propias autoridades han calificado como insatisfactorios- contrastan con las cifras exhibidas por otros países de la región. En efecto, Chile se ubicó el año pasado en el octavo lugar de crecimiento dentro de América Latina, superado largamente por países como Perú (con un PIB que creció ocho por ciento), Colombia (siete por ciento) o Argentina (8,5 por ciento). La región como un todo se habría expandido sobre cinco por ciento el año pasado, de acuerdo con datos del FMI.
Las cifras de crecimiento en Chile resultan tanto más desconcertantes cuando se toma en cuenta que 2006 fue excepcional para buena parte de la economía mundial, año durante el cual el crecimiento global habría superado el cinco por ciento. Así, la zona euro se expandió 2,7 por ciento -su mayor índice en los últimos seis años-, mientras Estados Unidos lo hizo sobre el tres por ciento, en tanto que China registró 10,7 por ciento.
Las perspectivas para la economía chilena en 2007 son más bien moderadas. El Banco Central, en su último Informe de Política Monetaria, entregado en enero, recortó las expectativas de crecimiento desde un rango previo situado entre 5,5 y 6,5 por ciento a otro entre 5,0 y 6,0 por ciento. El consenso entre analistas parece situar la expansión del PIB ligeramente por sobre el cinco por ciento. Todas estas cifras están, por cierto, muy por debajo del potencial de crecimiento de la economía chilena, cuyo óptimo se ha cifrado sobre el siete por ciento anual.
Así, al menos en términos de dinamismo económico, es claro que la posición relativa de Chile respecto del resto de América Latina no es satisfactoria. A favor, se puede decir que ha logrado mantener sus equilibrios macroeconómicos, con una inflación encuadrada dentro del rango meta fijado por el Banco Central. En contraste, Venezuela y Argentina, por mencionar dos casos emblemáticos, si bien lideran el crecimiento regional, han visto un alza en su tasa de inflación, motivando incluso políticas de fijación de precios.
Es un hecho que durante el decenio 1987-1997 Chile logró desmarcarse de la región y mostró importantes tasas de crecimiento. Hoy ya no es el caso, y han surgido rivales dignos de consideración. Colombia es un ejemplo claro, gracias a las exitosas políticas aplicadas por el Presidente Uribe, mientras que el Presidente peruano, Alan García, ha declarado explícitamente que su intención es "superar a Chile".
Si bien la economía chilena sigue siendo un ejemplo en la región en materia de disciplina fiscal y acertado manejo macroeconómico, ha dejado de ser un referente en términos de crecimiento. Las autoridades tienen la tarea -pendiente ya por varios años- de crear las condiciones necesarias para retomar una senda de mayor dinamismo, y proponer medidas audaces, que marquen un retorno resuelto a las políticas que hicieron posible la citada "década de oro". Hace ya tiempo que voces de especialistas nacionales y extranjeros vienen alertando respecto de las causas de este estancamiento, y es difícil pensar que los economistas más sólidos en los equipos de gobierno ignoren las bases principales de tales diagnósticos. En los partidos y bancadas de la Concertación hay conocida reticencia a las enmiendas necesarias, pero este octavo lugar en la región es la advertencia escrita en el muro.

Tomado del diario El Mercurio de Chile (editorial) 22/02/2007

No hay comentarios: